No vengo a intentar convencer al lector de que lo necesario
es pagar impuestos ya que más que nada, aunque le pese a muchas personas es una
razón de cultura y de educación, por lo que cualquiera de los dos sistemas es y
debe ser siempre respetado por todos. Ahora bien, dentro del respeto cabe
exponer las razones por las cuales defendemos uno u otro modelo dentro de un
país con unas condiciones definidas, ya que no se puede ser fan acérrimo de un
modelo que tiene sus virtudes y defectos, los cuales brotan en mayor o menor
medida según las condiciones políticas y económicas en las que nos encontremos.
Obviamente los modelos de los que hablo son, llevados a su ejemplo más simple,
pagar impuestos o no pagarlos.
Hay que volver a recalcar que pagar o no pagar impuestos son
modelos perfectamente aceptables en la medida en la que una mayoría social los
avale. Digo esto ya que muchos gurús abogan por un modelo u otro achacando al
mero hecho de pagarlos o no, la solución de todos los males de nuestra
economía. Hay que hacer un pequeño recordatorio para esos gurús llegados a este
punto, y es que los impuestos y los cambios que se realizan en ellos son
herramientas de política económica, no objetivos en sí. Por tanto, el subir,
bajar, o anular ciertos impuestos deben buscar un objetivo económico, ya que la
propia medida no lo es por naturaleza. He de decir que al contrario de lo que
veo normalmente, no me cuesta apreciar las bondades y defectos de ambos
modelos, pero si decir que la adopción de uno u otro no depende de nuestro
parecer, sino del de la sociedad que es al fin y al cabo quien los paga. A
continuación, hablaré en líneas generales de lo que supone pagar impuestos o no
pagarlos y más adelante concretaré sobre la economía española para despejar
algunos mitos surgidos de uno y otro modelo.
Cuando hablamos de pagar impuestos, es inevitable hablar de
Estado de Bienestar en el sentido que le dimos en mi entrada de ”El Estado de
Bienestar”, la cual puedes leer AQUÍ. Si una sociedad admite de manera
mayoritaria que el pago de impuestos es necesario, lo que busca en realidad es
un modelo de intervención estatal cuyo objetivo es garantizar ciertas
necesidades que la propia sociedad considera vitales y universales por el hecho de residir en el estado en el que se implementan dichos
impuestos. Cada país tiene, dada su cultura y su comportamiento reciente, unas
u otras necesidades que considera vitales para todo ciudadano pague o no pague
dichos impuestos. Esta es una premisa que poca gente tiene en cuenta pero que
realmente es la base del mismo. Una persona tiene derecho a ese Estado del
Bienestar pague o no los impuestos que son necesarios para subvencionarlo.
Claro está que esa voluntad de pagar impuestos debe de haber sido interrumpida
por circunstancias externas como paro, pobreza, etc… Por lo tanto, si una
sociedad acepta mayoritariamente el pago de impuestos, todos deberán pagar los
correspondientes a su persona y circunstancia, ya que de no hacerlo está
incumpliendo el contrato moral y ético que se firma perteneciendo a esa
sociedad. Digo esto ya que por muy legal que sea la ingeniería fiscal, si como
persona estás obligado a pagar ciertos impuestos y al final no los pagas, sería
razón por la cual esa persona no debería disfrutar de ese Estado del Bienestar.
Si nos referimos a no pagar impuestos, hablamos de una
sociedad individualista dentro de la cual también se establece un contrato
moral y ético que determina que todo ciudadano debe satisfacer sus necesidades
con su propia renta, por lo que cualquier tipo de subvención está totalmente
prohibida. Por tanto, nos referimos a una sociedad de carácter liberal que en
este sentido abogaría por la libertad de capitales y rentas para el disfrute
personal del ciudadano dueño de esa renta o capital. Si lo comparáramos con una
sociedad colectivista, en la cual se pagan impuestos, la renta disponible de
cada individuo sería mayor en la sociedad liberal, ya que al no tener que pagar
impuestos, podría utilizar toda para su disfrute personal. En cambio, en caso
de crisis sistémicas, o con trabajos inestables, donde la mano de obra poco
cualificada pierde mucho poder de negociación, la sociedad colectivista se
haría cargo de amortiguar esa caída de los sectores más vulnerables de la
sociedad pudiendo acceder a un Estado del Bienestar, el cual no existe por
razones obvias en la sociedad liberal. En el caso de enfrentarse a una
situación crítica como la descrita anteriormente, en la sociedad liberal cada
individuo debería responder a sus obligaciones con su propia renta disponible y
sus ahorros, teniendo que recurrir a herramientas como el crédito en caso de
carecer de ellos. Habiendo definido en materia impositiva las dos sociedades,
cabe añadir que ambas tienen muchas más diferencias en otros terrenos tanto
políticos como económicos, pero se desvían demasiado de la temática de esta
publicación. Por tanto, insto al lector a documentarse dentro de este campo del
colectivismo o intervencionismo y el liberalismo para conocer los entresijos de
estas dos ideologías.
Una vez hecho un resumen del campo de juego, si nos
adentramos en la economía española, vemos claramente que hay un modelo claro
que es el intervencionismo. Actualmente en España hay un 43,8% de presión
fiscal, por debajo del 47,3% de la Unión Europea y del 48,5% de la Zona Euro. A
continuación, muestro un gráfico con datos del Eurostat donde se puede
comprobar esta afirmación:
Este gráfico nos muestra que mientras que hay modelos
intervencionistas que tienen excelentes resultados, hay otros modelos que, a
pesar de tener un cierto grado de presión fiscal, abogan por la liberalización
de su economía y por lo tanto por la rebaja de la presión fiscal, lo que hace a
la sociedad mucho más independiente de su Estado del Bienestar. Estas economías
también arrojan buenos resultados después de su implantación, lo que confirma
que un modelo liberal también puede traer crecimiento económico y social a una
economía. Con lo cual, si los dos modelos han demostrado su eficiencia, ¿Se
puede escoger uno de los dos indiscriminadamente? La respuesta es no, pero por
dos razones: La primera y más importante, porque eso lo debe decidir la
sociedad democráticamente al ser una cuestión cultural además de económica; en
segundo lugar, porque una economía puede estar o no preparada para un cambio de
modelo. Pensemos en España, un país cuya fuerza laboral trabaja
mayoritariamente en puestos de poco valor añadido, lo que hace que su situación
económica sea inestable en periodos de crisis económica y que, además de ello,
pierdan poder de negociación en las etapas de recuperación de la economía. Eso
añadido a que la historia reciente viene precedida de un gran Estado del
Bienestar, el cual necesitaba y necesita de un gran gasto público para su
sostenibilidad. A eso le añadimos la cultura y opinión mayoritaria de la
sociedad ya que según una encuesta de este mismo año de la Organización de
Consumidores y Usuarios que podéis leer con detalle AQUÍ, casi un 70% de los
encuestados cree que es necesario pagar impuestos, y de los cuales un 85% pagaría más impuestos si eso conllevara a un aumento del Estado del
Bienestar o de la calidad del mismo.
En definitiva, no es posible dentro de este contexto,
implantar un modelo impositivo liberal debido a la negativa de la mayoría de la
sociedad, a nuestra historia reciente y a la composición de su fuerza de
trabajo, que es la que hace posible la sostenibilidad de ese Estado de
Bienestar. Por lo que en caso de abogar por ello como muchos hacen, creo que
primero hay que arreglar otros problemas de la economía para poder lanzarse a
los brazos del laissez faire.
Saludos y muchas gracias. Daniel Díaz S.
Saludos y muchas gracias. Daniel Díaz S.
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