Creo que la mejor manera de empezar es teniendo el concepto claro, o al menos que
todos partamos del mismo concepto. Por lo que al estar hablando solo realmente,
daré mi definición de Estado de Bienestar (EB de ahora en adelante). El EB, en
mi opinión es el conjunto de prestaciones, servicios y otras ayudas que la
sociedad puede necesitar en un momento dado que son proporcionadas de forma
pública con el objetivo que puedan disfrutar de ellas el conjunto de
ciudadanos. Por tanto, cuando hablamos de EB, no nos referimos a algo en
concreto, ya que en cada lugar tienen uno diferente. Por razones obvias, me
dedicaré a hablar el resto de entrada del EB español.
Cuando hablamos de EB, nos podemos estar refiriendo a su
conjunto o a sus múltiples aplicaciones, como los centros de enseñanza
públicos, o los hospitales públicos, o las prestaciones por desempleo, o las
pensiones por jubilación, o el transporte público,… En definitiva, el EB no es cuestión de mayor
o menor riqueza individual, ni de mayor crecimiento. Cuando hablamos de EB nos
referimos a una cuestión social, que influye todos y cada uno de los ciudadanos
que componen un determinado país. Esto quiere decir, a su vez, que hablamos de
una cuestión política, por lo que las posibles posturas en base al EB pueden
ser extremadamente diferentes aunque llegaremos más adelante a ese tema.
Primero me gustaría adentrarme no en su origen, ya que es una cuestión de
cultura, sino en su sostenibilidad. Y es que este es el principal problema del
EB español, sus sostenibilidad. Creo que si explico una cadena de hechos, la
cual expliqué con mucho éxito a un familiar, todo el mundo me podrá entender.
Imaginémonos el siguiente hecho: El Estado es una persona, como Pepe por
ejemplo, que trabaja de camarero en un bar. Imaginemos que Pepe, cuando termina
el mes, recibe de nómina 1000 euros. Actualmente Pepe paga 600 euros de
hipoteca del piso, 100 de comida, 20 de teléfono y 180 de facturas y otros
gastos variables. Por tanto de los 1000 euros que tenía Pepe, le sobran 100
euros que decide ahorrarlos para otros meses que puede ir peor la cosa. Después
de unos meses, Pepe pierde su trabajo de camarero y se encuentra que tiene los
mismos 900 euros de gastos pero ahora lo único que tiene son 1000 ahorrados en
su cuenta, que decide gastarlos ese mes para tapar el agujero, quedándole sólo
100 euros ahorrados. Al mes siguiente, Pepe encuentra un trabajo que le reporta
500 euros al mes, lo cual no es suficiente para pagar los gastos que tiene, los
cuales reduce con mucho esfuerzo hasta los 750 euros, además de reducir la
hipoteca mediante prolongación de la misma, pagando por ella 400 euros al mes,
quedándose en 550 los gastos totales. Como sólo puede pagar 500 euros, los 50
que le faltan se los pide a un amigo alemán, que conoció hace años en una de
las fiestas que daban él y otros amigos. El amigo se los presta encantado todos
los meses pero le recuerda que por cada 50 euros que le preste, le tendrá que
devolver 55.
Tras esta larga exposición de la vida de Pepe, hagamos un
resumen: Al principio a Pepe no le iba del todo mal, podía vivir perfectamente
con una hipoteca y todos los gastos como comida, facturas y ocio cubiertos
además de que ahorraba una pequeña parte de ese sueldo. Al final de la
historia, Pepe hace recortes milagrosos para poder subsistir mientras su deuda
aumenta por los 50 euros mensuales que le debe al amigo alemán más los 5 euros
que le pide de intereses. L a pregunta es ¿Cómo va a acabar esta situación? Y
sobre todo ¿Hasta cuándo va a aguantar? El problema es que todo tiene un precio, y a más servicios y
población queramos incluir en ellos, mayor será el coste de esos servicios. En
definitiva, el coste del modelo que España busca de servicios públicos que
garanticen unos servicios sanitarios, una educación, unas pensiones y todo lo
que compone nuestro EB es muy alto. Eso no significa que sea impagable, pero si
queremos esos servicios, hay que encontrar la manera de pagarlos porque
actualmente no podemos. Hablamos de
servicios públicos en continuo detrimento e insostenibilidad, políticas que
aumentan el precio a pagar por el uso de esos servicios o disminución de la
calidad de los mismos. Hemos llegado a un punto hasta el cual se plantea que
parte de esos servicios son insostenibles y se deben cambiar (por ejemplo las
pensiones). Este es un problema bastante grave ya que no se trata de cambios de
un día para otro, sino de auténticos cambios de modelo que tardan años en
asentar. Este no sería un problema si no habláramos de uno de los países más
castigados por la crisis (en próximas entradas tocaré ese tema), el cual aún no
se ha recuperado del golpe crítico que le dieron a su “modelo” de crecimiento.
No paro de escuchar a los fantásticos tertulianos de
televisión y radio tomándose el problema a la ligera pero, sin querer alarmar
más de la cuenta, es cuestión de hacer números. Estos números nos dicen que no
se pueden sostener porque los ingresos no son suficientes para ello. Estos
ingresos dependen entre otros factores, de la renta de los ciudadanos y de su
consumo, los cuales son aún bastante bajos a pesar de que hablen de
recuperación. Cuando tienes al grueso de tu mano de obra trabajando por menos
de 1000 euros y realizas contratos que en su mayoría son precarios, no puedes
prometer sanidad pública universal, educación pública accesible hasta niveles
universitarios, pensiones con un cobro máximo de más de 2000 euros, etc.… No
puedes al igual que un padre no le puede prometer a su hijo los caprichos que
él quiera si no tiene ni para pagar la hipoteca. A esto me refiero cuando digo
que es una cuestión de números, de lo que ingresas y de lo que gastas. Cabe
esperar que el parloteo siga, incluso cuando ya no haya más dinero que rascar y
nuestro déficit y deuda se vean perjudicados por tener que incluir las
pensiones dentro de los motivos de solicitud de préstamo. Será entonces cuando
quizá aprendamos dos cosas: Lo primero, que si cada vez hay menos dinero, cada
vez habrá menos calidad; Y lo segundo, que sabiendo que sin dinero no se hace
nada, con poco dinero tampoco es que la situación cambie mucho.
Saludos y muchas gracias. Daniel Díaz S.
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